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Pobreza, desigualdad y exclusión:

 

los impulsores del riesgo en América Latina

El Reporte regional de evaluación del riesgo de desastre en América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (RAR) en su primera edición se constituye como el primer esfuerzo por compartir los hallazgos de la gestión del riesgo de desastres en la región, analizando la evidencia sobre los factores que contribuyen a la construcción del riesgo, con importantes aportes de América Latina y el Caribe al conocimiento acumulado en la materia. Este documento es el resultado de un trabajo mancomunado entre la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de UNDRR, los responsables de políticas nacionales y regionales y la comunidad latinoamericana con el objetivo de construir políticas y dinámicas de desarrollo más sostenibles.

 

“El RAR es un instrumento necesario para reconocer, sintetizar y unir todos los aportes de las instituciones, de la academia y de la sociedad civil con sus propias características, y darnos cuenta del cúmulo de capacidades que hay en nuestra región; a la vez que se reconocen los esfuerzos de los países y la innovación en las propuestas y marcos legales implementados.” Raquel Lejteger, arquitecta especializada en gestión del riesgo de desastres, consultora de Naciones Unidas, coautora RAR.  

 

El RAR muestra cómo 30 años de esfuerzos internacionales y regionales llevaron a instaurar la gestión del riesgo de desastre como una prioridad para alcanzar el desarrollo sostenible. El análisis del riesgo de desastre a través de los Informes de Evaluación Global (GAR, por sus siglas en inglés)[1] evidenció cómo el riesgo de desastre se concentra de forma desproporcionada en los países de bajos ingresos y, dentro de ellos, en las poblaciones más pobres. Esta estrecha causalidad entre la pobreza y el riesgo dio paso a comprender la naturaleza compleja que tiene el riesgo y el rol de la actividad humana tanto en la creación de riesgos como en el nivel de impacto de los desastres y su distribución en el territorio.

 

A través del RAR se pone de manifiesto que se han hecho grandes esfuerzos por dejar en desuso la concepción de desastre natural para dar paso a la idea de que el riesgo de desastres es producto de procesos insostenibles de desarrollo. Esta idea no sólo pone en cuestionamiento los procesos de desarrollo llevados a cabo por los países en los últimos años, sino que también habilita la posibilidad de realizar transformaciones positivas para reducir y controlar los riesgos. La gestión del riesgo es, en esencia, la gestión para el desarrollo sostenible y la seguridad sobre los medios de vida.

 

El RAR muestra las contribuciones de América Latina y Caribe al incorporar en la agenda internacional la noción de amenazas socio-naturales y el papel de la intervención humana en la degradación del medio ambiente como creador de riesgo de desastres. La región también desarrolló el sistema DesInventar en 1994 para registrar y analizar pérdidas y daños asociados a los eventos de desastres, adoptada luego por Naciones Unidas y aportando a la importancia de recolectar datos fiables para abordar el tema.

 

“Durante estas últimas décadas, muchos técnicos, estudios, personas, eventos e instituciones de la región han tenido un aporte central a la creación de los conceptos que están hoy integrados a la gestión del riesgo de desastres a nivel mundial, como, por ejemplo, en la noción de construcción social del riesgo.” Raquel Lejteger, arquitecta especializada en gestión del riesgo de desastres, consultora de Naciones Unidas, coautora RAR. 

 

La concepción del riesgo de desastre fue alimentada con las nociones de impulsores de riesgo o factores subyacentes que causan el riesgo. El RAR deja en claro que la vía para detener la ascendente pérdida de vidas humanas y económicas es enfrentando las causas de fondo que generan los riesgos (lo que llamamos gestión prospectiva del riesgo), en vez de actuar sobre el riesgo una vez que se manifestó en desastre (lo que llamamos gestión correctiva y reactiva). El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, concebido en 2015 hasta 2030, recoge los aprendizajes e incorpora a sus metas y prioridades nuevas preocupaciones como el riesgo sistémico, la necesidad de plataformas y análisis de datos y suma nuevas amenazas como las de origen biológico[2]. El RAR destaca que el mayor logro del Marco de Sendai es determinar que no es posible aspirar a un desarrollo sostenible separado de la reducción del riesgo de desastres.

 

En esta primera edición del reporte se evidencia que uno de los problemas más importantes al cual se enfrenta la región en las próximas décadas es el riesgo de desastres en centros urbanos. Los países de América Latina y Caribe han visto en los últimos años un aumento en los niveles de pobreza, desigualdad y exclusión, problemas de gobernanza, planificación desordenada del uso del suelo, procesos informales de crecimiento de las ciudades, deficiencia en los recursos disponibles, intensificado por el cambio climático, todos impulsores del riesgo que vuelven a las ciudades altamente vulnerables ante desastres.

 

Ante este panorama, a los impulsores de riesgo más grandes como la urbanización o el cambio climático, la región suma otros impulsores particulares como la migración forzada de persona intra e inter-países, la agricultura industrializada, la expansión de la industria minera, grandes obras de infraestructura para la generación de energía, y brechas originadas por discriminación por género, etnia y diversidad sexual. Todos estos impulsores son piedras angulares en la construcción del riesgo, los cuales se vieron especialmente exacerbados por la pandemia COVID-19.

 

El RAR alienta a enfrentar los desafíos que suponen este contexto en la región de manera colectiva, haciendo frente a los modelos de desarrollo que han gestado los riesgos que aquejan a nuestra era.

 


[1] Los Informes de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (GAR por sus siglas en inglés) de 2009 a 2015, elaborados por las Naciones Unidas han contribuido de forma importante a la configuración de los lineamientos, metas y objetivos del Marco de Sendai.

[2] A partir de la experiencia frente al SARS y MERS en países del Asia y Medio Oriente.

 

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