América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo más afectadas por el impacto negativo de múltiples amenazas, fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático. Estos fenómenos han causado daños y pérdidas a la población, a la infraestructura y al desarrollo socioeconómico, creando para la región el reto importante de considerar medidas de reducción del riesgo de desastres y de resiliencia en sus políticas y marcos regulatorios, principalmente los vinculados con infraestructura y servicios vitales para hacer frente a los impactos posibles causados por desastres.