Erupción volcánica en el Caribe impulsa apoyo del sector privado

Source(s): United Nations Office for Disaster Risk Reduction – Regional Office for the Americas and the Caribbean
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La erupción del volcán La Soufrière, en San Vicente y las Granadinas, ha puesto a prueba a muchos sectores involucrados en la reducción del riesgo de desastres. Uno de ellos ha sido el sector privado, que se ha movilizado a través de empresas y entes nacionales y regionales. Entre ellos, la Cámara de Comercios del Caribe (CARICHAM), red que ha puesto en marcha diferentes tipos de apoyo hacia la población de esta isla, así como también a los otros países que han sufrido las consecuencias de la actividad volcánica. 

El volcán La Soufrière comenzó a emitir gas por varios días desde comienzos de este año. El 9 de abril pasado hizo erupción. Un reporte de la Organización Nacional de Gestión de Emergencias de San Vicente y las Granadinas (NEMO, por sus siglas en inglés) asegura que el país enfrenta un desabastecimiento de agua potable a raíz de la contaminación por ceniza volcánica. Igualmente, hay escasez de ropa y comida, lo que ha activado un plan de respuesta del gobierno de la isla, y de los países vecinos, considerando las medidas de seguridad ante la pandemia de COVID-19. 

Los miembros de CARICHAM, red que pertenece a la Alianza del Sector Privado para Sociedades Resilientes al Riesgo de Desastres (ARISE), han colaborado no solamente con NEMO y la Agencia de Manejo de Emergencias por Desastres del Caribe (CDEMA por sus siglas en inglés), sino también con el gobierno sanvicentino para coordinar esfuerzos en las prioridades establecidas por estos.  

Así mismo, los miembros de CARICHAM han cooperado con la Cámara de Comercio e Industria de San Vicente y las Granadinas, con quienes han desarrollado tareas de respuesta enfocadas en salvaguardar a la población, desplazarla a lugares seguros y la distribución de artículos de primera necesidad. 

Las cámaras de los países vecinos también han colaborado. Las de Barbados, Dominica, Martinica y San Cristóbal y Nieves, por ejemplo, han sido pieza clave para la distribución de agua, mascarillas, jabón líquido, gel alcoholado, productos de higiene personal, así como para hospedar a los evacuados.   

Precisamente, el desplazamiento de personas ha sido uno de los principales retos durante esta crisis. En respuesta a los pedidos oficiales de evacuación, muchas personas se han trasladado de forma interna hasta la otra punta de la isla en la zona verde, mientras que otras han optado por abandonar la isla. Para ello se ha contado con la movilización de cruceros, que han prestado sus servicios para poder evacuar a las personas de forma ordenada y rápida.  

La comunicación también ha sido parte integral del plan de respuesta rápida de la isla, por lo que algunas empresas telefónicas, como Cable & Wireless, han otorgado créditos y facilidades para utilizar la red durante esta situación de emergencia.  

La Cámara de Energía de Trinidad y Tobago, en colaboración con las autoridades portuarias y marítimas sanvicentinas, ha donado 25 mil galones de agua y artículos médicos de primera necesidad, mientras que la Cámara de Islas Vírgenes Británicas se ha enfocado en distribuir juguetes a los niños para el apoyo emocional y psicosocial. 

En tanto, CDEMA, en colaboración con el sector financiero, ha abierto cuentas bancarias para gestionar donaciones, desde cualquier sector, para colaborar con San Vicente y las Granadinas. 

La erupción volcánica, que sucede en medio de la pandemia, ha ejemplificado la necesidad de implementar una gobernanza del riesgo multisectorial, que propicie la integración entre los distintos actores para fortalecer las políticas de prevención y reducción de riesgos de desastres. “El éxito de las estrategias para la reducción del riesgo de desastres depende de la inclusión de diversos sectores y actores nacionales que contribuyan a un marco en común en sintonía con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030), que propone una comprensión del riesgo con un enfoque intersectorial, que deberá adaptarse a las localidades y al contexto", señaló Raúl Salazar, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, por sus siglas en inglés) - Oficina regional para las Américas y el Caribe.  

En este sentido, San Vicente y las Granadinas está por finalizar su plan nacional de gestión integral del riesgo de desastre, con la participación activa del sector privado de la isla y enfocado en la construcción de capacidad institucional, gestión de conocimiento, integración sectorial, preparación operacional, resiliencia comunitaria y en amenazas biológicas y pandemias. Las autoridades isleñas contemplan culminar y aprobar este documento durante el segundo semestre de 2021. 

Con el desarrollo de este plan, el Caribe sigue fortaleciendo el logro y la puesta en marcha de la Meta E del Marco de Sendai, que propone incrementar considerablemente el número de países que cuentan con estrategias de reducción del riesgo de desastres a nivel nacional y local. Casi todos los países de la región cuentan actualmente con una hoja de ruta de este tipo, aunque sea en etapas iniciales, para cumplir con este propósito y así reducir el impacto de desastres, lo  que se traduce en disminuir las muertes y pérdidas económicas, entre otros tantos beneficios. 

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